Groenlandia: ¿Qué está en juego en el Ártico?
En Groenlandia se localizan depósitos magmáticos solidificados hace más de mil millones de años que contienen no solo el mayor depósito de tierras raras de Occidente, sino también las mayores reservas de níquel y cobalto del hemisferio norte, esenciales para las baterías. Pero el Ártico se está convirtiendo en uno de las zonas geoestratégicas más relevantes del planeta.
Introducción
El Ártico ha pasado de ser una región caracterizada por la cooperación entre los países ribereños con un sistema de gobernanza multilateral que ha generado un periodo de seguridad (High North, Low Tension) a otra marcada por la militarización de los países integrantes. La invasión de Ucrania y la geopolitización de las relaciones entre los países han afectado la cooperación regional. La postura rusa ha contribuido a un proceso de tensión y militarización en el área, junto con el deshielo, la explotación de nuevos recursos, las nuevas rutas comerciales y el enorme interés de potencias como China.
Gobiernos (e inversores) están cada vez más interesados en explotar los recursos del Ártico. Sus mares y territorios contienen petróleo, gas y una gran variedad de minerales indispensables para la transición energética y la industria armamentística. El Ártico alberga los mayores depósitos conocidos de titanio (en Siberia), enormes reservas de paladio (Norilsk, Rusia) y hierro (Nunavut, Canadá).
Así mismo, hay factores geopolíticos, como el deseo de las economías más desarrolladas en reducir su dependencia de China para las «tierras raras», que están aumentando el interés en la región. En Groenlandia se localizan depósitos magmáticos solidificados hace más de mil millones de años que contienen no solo el mayor depósito de tierras raras de Occidente, sino también las mayores reservas de níquel y cobalto del hemisferio norte, esenciales para las baterías.
Aunque hasta ahora era demasiado caro extraerlos, el cambio climático y el retroceso del hielo están haciendo que sea “mucho más fácil” explotar los recursos en el extremo norte, como afirma Mads Fredericksen, del Consejo Económico del Ártico, un lobby para facilitar los negocios entre empresas. El Ártico ahora es 0,75 °C más cálido que hace una década. Entre 2013 y 2019, el hielo estival retrocedió un 17% y el tráfico marítimo ha aumentado un 75%. Para 2035, podría no quedar hielo en el Océano Ártico durante el verano.
De modo general, se han identificado dos tipos de factores que están convirtiendo el Ártico en un elemento central en las relaciones internacionales:
- Factores ambientales fundamentalmente derivados del cambio climático: el deshielo está produciendo una serie de cambios que están afectando a sectores clave de la economía del planeta y de la transición energética.
- Incremento de la disponibilidad y reducción del coste de extracción de recursos naturales: petróleo, gas, tierras raras, níquel, cobalto,…
- Apertura de nuevas rutas comerciales y el consecuente incremento de la navegación por el Paso del Noroeste y la Ruta Marítima del Norte
- Factores geopolíticos: el ingreso en la OTAN de Finlandia y de Suecia no cambian el equilibrio estratégico de la región a corto plazo, pero abre las puertas del Ártico a la OTAN ya que 7 de los 8 Estados Árticos son miembros de esta alianza. La postura Rusa respecto a la región, empleada como vehículo para recuperar su papel de potencia mundial y el interés de China en convertirse en un actor relevante en la región están modificando el tablero internacional en el Ártico.
Ambos factores están llevando a un revisionismo ruso y chino de su política ártica que está suponiendo un incremento de la militarización en la zona y el consecuente incremento de las tensiones geopolíticas. Barry Buzan, elaboró un análisis del concepto de seguridad en su libro New patterns of global security in the Twenty first century (1991) e identificó cinco sectores de seguridad. Estos sectores, explica, no actúan de forma independientemente y cada uno de ellos enfoca un aspecto diferente de la problemática de la seguridad, estando todos ellos interconectados. En función de estos sectores se tienen unas amenazas en cuenta por encima de otras y las agrupa en: militares, políticas, económicas, sociales, y, medioambientales. En el Ártico se están enlazando unas con otras lo que está suponiendo el incremento de la tensión.
El cambio climático en el Ártico
Aproximadamente, el 70% de la superficie terrestre es agua, y el 30% restante es masa terrestre, de los cuales, dos tercios corresponden al hemisferio norte y un tercio al hemisferio sur. Esto pone de relieve la importancia geoestratégica del Ártico.
El Ártico puede definirse como un mar prácticamente cerrado rodeado por dos masas continentales, Eurasia y América con dos únicas salidas; el estrecho de Barents (Pacífico) y el “GIUK gap” (Atlántico). Como señala Peter Croker, miembro de la Comisión de Límites de la Plataforma Continental, el Ártico es “el único lugar del planeta donde un número de países rodean de manera cerrada a un océano (Aznar, 2022)”.
Mapa del Ártico. Fuente: www.sciencespies.com
El Ártico se calienta el doble de rápido que el promedio global, un fenómeno conocido como «amplificación ártica». Esto ha provocado una drástica reducción en la extensión y espesor del hielo marino, con estimaciones que sugieren que el océano Ártico podría estar libre de hielo durante el verano antes de 2050. Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), la extensión del hielo marino ha disminuido un 40% desde 1979, con un impacto directo en el ecosistema y la biodiversidad regional
Impacto del Cambio Climático en la disponibilidad de Recursos Naturales
El deshielo provocado por el calentamiento global está modificando las características físicas del Ártico, haciendo más accesible (rentable) la explotación de los importantes recursos naturales de la región.
En 2008, el Instituto Geológico de Estados Unidos, a través del U.S. Geological Survey (USGS) estableció que, según los expertos, el Océano Ártico alberga un 13% de las reservas mundiales de petróleo, un 30% de las reservas de gas natural y un 20% de las de gas licuado. Estas cifras dan una idea del interés económico de la zona.
Impacto del Cambio Climático en el desarrollo de nuevas rutas comerciales
El deshielo está provocando la apertura de nuevas rutas marítimas para el comercio global reduciendo de forma notable las distancias, – y por tanto, los costes y los tiempos- , entre Europa y Asia. La relevancia geopolítica de esta zona del planeta, por tanto, es clave. Se estima que estas nuevas rutas podrían reducir los costes del transporte marítimo entre un 25% y un 40%, reduciría los tiempos de navegación en dos semanas y evitaría el paso por zonas peligrosas como el estrecho de Malaca.
Existen 3 rutas principales por el Ártico, dos de ellas transitadas por aguas territoriales (Canadá y Rusia):
- Paso del Noroeste, bordeando las costas de Canadá.
- Se trata de la ruta más angosta y de mayor peligro para la navegabilidad. No obstante, plantea ciertos problemas legales respecto a la jurisdicción de las aguas.
- Los expertos estiman que este paso podría quedar libre de hielo en el verano de 2050. A través de esta ruta, se reduciría la distancia entre Asia y Europa en 7.000Km comparada con la ruta por el Canal de Panamá.
- Ruta Transpolar:
- Ruta directa entre el estrecho de Bering y el “GIUK gap”. Esta ruta podría estar abierta de forma permanente a partir de 2065, siendo la más navegable por transitar por aguas abiertas y profundas. Se trataría de la ruta más corta entre Asia y Europa.
- Paso del Norte.
- Se trata de un conjunto de rutas que conectan el Pacífico y el Atlántico y que transcurre paralela a las costas rusas. Esta ruta es de especial interés para Rusia como vía de exportación de las materias primas producidas en el Norte de Rusia. Esta ruta acorta significativamente la distancia entre Asia y Europa frente a la opción del Cana de Suez (puede reducir los tiempos de transporte entre Shanghái y Hamburgo en un 40% en comparación con el Canal de Suez) y es especialmente importante en el actual contexto bélico. Se trata de una ruta de gran navegabilidad, especialmente en verano aunque en invierno tambien es transitable con ayuda de rompehielos.
- La toma de posiciones de Rusia en el Ártico le llevó en 2022 a aprobar una ley relacionada con la navegación de barcos de guerra extranjeros por esta ruta en las que considera como “aguas interiores” (una pequeña parte de la ruta). Esta ley prohíbe la navegación de más de un barco de guerra extranjero al mismo tiempo y además deben pedir un permiso para poder transitarla.
Rutas marítimas árticas potencialmente abiertas al comercio. https://eurasiangeopolitics.com/arctic-maps/
Para la resolución de disputas, la Convención de Naciones Unidad (NNUU) para el Derecho del mar (UNCLOS) es la norma de referencia para delimitar los espacios marítimos y para tratar las disputas que surgen entre los estados, como las pretensiones de Rusia, Canadá y Dinamarca sobre la dorsal de Lomonósov, reclamando por las tres partes como una extensión de sus respectivas plataformas continentales.
Según el artículo 234 de la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho mar (UNCLOS) – Cláusula de hielo- , los Estados ribereños pueden establecer una Zona Económica Exclusiva (ZEE) para evitar la contaminación.
Artículo 234. Los Estados ribereños tienen derecho a dictar y hacer cumplir leyes y reglamentos no discriminatorios para prevenir, reducir y controlar la contaminación del medio marino causada por buques en las zonas cubiertas de hielo dentro de los límites de la zona económica exclusiva, donde la especial severidad de las condiciones climáticas y la presencia de hielo sobre esas zonas durante la mayor parte del año creen obstrucciones o peligros excepcionales para la navegación, y la contaminación del medio marino pueda causar daños de importancia al equilibrio ecológico o alterarlo en forma irreversible. Esas leyes y reglamentos respetarán debidamente la navegación y la protección y preservación del medio marino sobre la base de los mejores conocimientos científicos disponibles.
Así mismo, ambos estados alegan que se trata de aguas interiores imponiendo medidas restrictivas para el uso de estas rutas. Esta interpretación no está aceptada por un elevado número de países.
La situación política en el Ártico
El Ártico está compuesto por los Estados situados al norte del círculo polar ártico y conocidos por los “Ocho Árticos” (A8): Rusia, Canadá, Estados Unidos, Noruega, Dinamarca (Groenlandia), Finlandia, Islandia y Suecia. Tras la invasión de Rusia de Ucrania, 7 de los 8 estados (todos menos Rusia) pertenecen a la OTAN, lo que supone un elemento adicional (y no menor) de tensión.
Tras la disolución de la Unión Soviética en 1991, el Ártico perdió gran parte de su valor geopolítico convirtiéndose en un espacio de cooperación entre naciones. Mijail Gorvachov, en su Declaración de Murmansk del 1 de octubre de 1987, lo anticipó y presentó seis objetivos concretos para hacer del Ártico una zona de paz. Aunque estas propuestas fueron recibidas con escepticismo inicialmente, acabaron consolidándose en la Iniciativa de Murmansk. Este marco permitió que durante la última década del siglo pasado los Estados árticos lograran que la región se convirtiera en una zona de baja tensión y de cooperación despolitizada (Boulègué, 2019) (“excepcionalismo ártico”).
El año 1996 marca un hito fundamental en la Gobernanza del Ártico y es la creación del Consejo Ártico como consecuencia de la finalización de la Guerra Fría y la creciente preocupación por el calentamiento global. El Consejo lo formaron los A8 además de organizaciones no gubernamentales e intergubernamentales. Este Consejo se creó bajo dos premisas fundamentales: que la geopolítica no domine nunca las relaciones en la región y que la gravedad del cambio climático es una amenaza para el Ártico.
Este Consejo es un caso de éxito, manteniéndose como foro de cooperación a pesar de los cambios políticos, principalmente por la exclusión de los asuntos militares de este foro, esto ha dado lugar al anteriormente mencionado “excepcionalismo ártico”. En 2011 se creó un foro para abordar los crecientes asuntos militares llamado Artic Security Forces Roundatable (ASFR) a instancia de Estados Unidos y Noruega aunque con una limitada capacidad para tratar asuntos clasificados. Rusia ha mostrado su interés por la creación de foros pero con capacidad para tratar información más relevante. Desde 2014, tras la anexión de Crimea, Rusia no participa en este foro. Tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, su participación fue suspendida por parte de los A7.
Las decisiones que afectan la gobernanza del Ártico se toman, en muchas ocasiones, lejos del Ártico. La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS) es la base del orden legal en la zona. El océano Ártico está regulado por los derechos soberanos de los estados costeros, que tienen zonas económicas exclusivas (ZEE) y siendo el resto de aguas consideradas de alta mar. La Comisión de las Naciones Unidas sobre los Límites de la Plataforma Continental (CLCS) insta a los estados a definir sus plataformas continentales para poder expandir su ZEE. En 2021, Rusia presentó estudios para ampliar su plataforma continental en el Ártico, los cuales serán evaluados por la CLCS antes de hacer recomendaciones. Sin duda, las principales discrepancias legales en el Ártico están relacionadas con los límites de la plataforma continental de cada país, que según la UNCLOS pueden extenderse si un país demuestra que su plataforma se expande más allá de las 200 millas náuticas de soberanía.
Art. 76.1 La plataforma continental de un Estado ribereño comprende el lecho y el subsuelo de las áreas submarinas que se extienden más allá de su mar territorial y a todo lo largo de la prolongación natural de su territorio hasta el borde exterior del margen continental, o bien hasta una distancia de 200 millas marinas contadas desde las líneas de base a partir de las cuales se mide la anchura del mar territorial, en los casos en que el borde exterior del margen continental no llegue a esa distancia.
Rusia
Rusia cuenta casi el 50% de la costa ártica, el 40% del territorio y casi el 50% de la población total del Ártico. Esto hace que haya un cierto sentimiento de posesión del Ártico, que además ya le genera a Rusia el 20% de su Producto Interior Bruto. Esto otorga una posición privilegiada para explotar los recursos naturales, unido al intento de control de las vías comerciales, están generando una oportunidad única para que Rusia vuelva a convertirse en una potencia mundial reconocida. Incluyendo los espacios marítimos reclamados por Rusia, casi el 80% de las reservas estimadas de hidrocarburos en el Ártico estarían bajo el suelo ruso. También se ha de incluir importante reservas de minerales de elevado valor (oro, platino, tierras raras,…).
Desde 2008 Rusia ha desarrollado una política contradictoria en el ártico. Por un lado, ha trabajado en una política de cooperación con el resto de naciones árticas; y por otro ha emprendido un creciente rearme militar con el objetivo de poder defender su soberanía.
En 2020 el presidente Putin aprobó el documento “Política de la Federación de Rusia para el Ártico hasta el 2035”. Los principales aspectos a destacar de este Decreto serían (Carrasco Quiroga, 2024):
- En el apartado de cooperación: prescribe “involucrar activamente a los Estados Árticos y no Árticos en actividades de cooperación económica en la zona Ártica de la Federación de Rusia que sean de beneficio mutuo”. Este artículo marca un antes y un después en su relación con los demás estados Árticos y especialmente con los estados “no Árticos”, permitiendo la cooperación económica con estos últimos estados en la zona (China e India, principalmente).
- En lo que respecta a temas de seguridad y defensa en el Ártico: se prevé una militarización de la zona por parte de la Federación de Rusia, con la intención de:
- Mejorar su “seguridad exterior”: estableciendo una línea de defensa avanzada contra la incursión extranjera a medida que el Ártico atrae una mayor inversión internacional.
- Asegurar el futuro económico de Rusia. Varios expertos consideran que el futuro económico de Rusia pasa por el Ártico.
- Crear un escenario para proyectar poder, principalmente en el Atlántico Norte frente a la OTAN como principal rival (Conde, 2022).
En este contexto, y relacionado con su giro hacia Asia proclamado por Putin, declara también su interés en desarrollar la Ruta Marítima del Norte como ruta nacional rusa (art. 5e). Conviene recordar que la utilización de China de la ruta Transpolar le supondría a Rusia la pérdida de este activo geoestratégico clave.
El deshielo en la frontera marítima norte está siendo percibida por Rusia como la pérdida de una barrera natural y por consiguiente una amenaza a su seguridad interior (la sensación de seguridad es, en determinadas circunstancias, tan importante como la seguridad real en sí misma y por ello en la seguridad se deben de considerar todos los riesgos: tanto los reales como los supuestos). Por ello, se busca recuperar la presencia de fuerzas militares de tierra, mar y aire en esta zona. A pesar de la frágil situación económica de Rusia, se está acometiendo un importante esfuerzo en la modernización de su limitada pero poderosa flota de submarinos nucleares balísticos para mantener su capacidad disuasoria.
Estados Unidos
Tradicionalmente no ha sido una zona prioritaria para EE.UU. ni en términos de recursos naturales, ni en política exterior, ni como una amenaza a su seguridad. Sin embargo, para la administración Biden está situación ha cambiado, especialmente en lo relacionado con la seguridad.
En 2022 se publicó la National Strategy for the Artic Region poniendo de manifiesto el incremento de la tensión geopolítica tras la invasión de Ucrania. Esta nueva estrategia, que sustituye la de 2013, enfatiza como primer elemento la seguridad:
- Pilar 1—Seguridad: Desarrollar Capacidades para la Expansión de Actividades en el Ártico, abarcando muchos intereses, desde la defensa nacional y la seguridad del territorio hasta actividades comerciales y científicas.
- Pilar 2—Cambio Climático y Protección Ambiental. Trabajar conjuntamente con las comunidades locales (Alaska) para construir resiliencia ante los impactos del cambio climático, reducir las emisiones del Ártico como parte de los esfuerzos globales más amplios de mitigación, mejorar la comprensión científica y conservar los ecosistemas árticos.
- Pilar 3—Desarrollo Económico Sostenible. Persiguiendo el desarrollo sostenible y mejora de los medios de vida locales, invirtiendo en infraestructura, mejorando el acceso a los servicios y apoyando los sectores económicos emergentes. También apuntan a aliados y socios para expandir la inversión de alto nivel y el desarrollo sostenible en toda la región ártica.
- Pilar 4—Cooperación y Gobernanza Internacional. Reconoce los desafíos para la cooperación en el Ártico tras la agresión de Rusia en Ucrania, pero se compromete a trabajar para mantener las instituciones de cooperación ártica, incluido el Consejo del Ártico, y posicionar estas instituciones para gestionar los impactos del aumento de la actividad en la región.
En 2024, el Departamento de Defensa ha publicado un documento llamado “Artic Strategy” como un “enfoque concertado para preservar el Ártico como una región estable en la que el territorio de EE.UU. permanezca seguro y se salvaguarden los intereses nacionales vitales”. Según este mismo documento, las razones para este cambio son:
Major geopolitical changes are driving the need for this new strategic approach to the Arctic, including Russia’s full-scale invasion of Ukraine, the accession of Finland and Sweden to the NATO Alliance, increasing collaboration between the People’s Republic of China (PRC) and Russia, and the accelerating impacts of climate change. This increasingly accessible region is becoming a venue for strategic competition, and the United States must stand ready to meet the challenge alongside Allies and partners.
En este contexto, EE.UU. ya ha comenzado a aumentar su presencia militar en la zona y a modernizar algunas instalaciones militares, si bien siempre ha mantenido presencia en la región. Ejemplo de ello son las bases de Elmedorf en Alaska y Thule en Groenlandia. Según Abel Romero Junquera, Capitán de navío de la Armada y analista principal del IEEE:
“ La base de Elmedorf-Richardson en Alaska cuenta con un importante número de efectivos, y con enorme valor estratégico como posición militar avanzada cercana al estrecho de Bering. La base de Thule en Groenlandia, fue de vital importancia durante la Guerra Fría como aeropuerto de bombarderos estratégicos y aviones espía, ha visto reducido su empleo en las últimas décadas, limitándose hacia la alerta temprana y la defensa de misiles balísticos (tiene desplegados diversos tipos de radares), aunque mantiene la opción potencial de volver a albergar aeronaves si fuese necesario”.
La elección de Donald Trump pone en riesgo los pilares definidos este mismo año y será necesario entender el posicionamiento de la nueva administración, si bien recientemente ha reiterado su oferta de comprar Groenlandia a Dinamarca[1]. Es sobradamente conocido que los Estados también buscan garantizar su seguridad militar a través de presiones de distinto tipo sobre terceros estados o concluyendo con ellos fórmulas técnicas diversas.
China
El gigante asiático se está posicionado como un actor importante en el Ártico a pesar de no tener territorio en esta zona del planeta (su punto geográfico más cercano se encuentra a más de 1.500Km de distancia). El interés de China responde a tres elementos:
- Económicos: necesita ampliar su suministro de materias primas para alimentar su economía, desde hidrocarburos, minerales o recursos pesqueros para alimentar a su enorme población.
- Comerciales: asegurar su acceso prioritario a las nuevas rutas, especialmente la del Norte que reducirían significativamente los tiempos y los costes en sus rutas a Occidente.
- Geopolíticas: afianzando su imagen no solo de potencia marítima sino también global. Por ello, está intentando convertirse en un actor relevante controlando infraestructuras y desarrollando actividades económicas y científicas.
Ilustración 5. The Economist. https://www.economist.com/china/2024/06/19/china-and-russia-have-chilling-plans-for-the-arctic
En 2013, China se convirtió en observador en el Consejo Ártico, para seguir ganando visibilidad en la zona. Esto forma parte de una estrategia diplomática ártica multidimensional (económica, medioambiental, cultural,…) que viene desarrollando tanto con Estados como con otros organismos (Kopra, 2020)
En 2018 se proclamó como “Estado cercano al Ártico” y su intención de abrir una “Ruta de la Seda Polar” atravesando el Ártico. Este interés responde a la necesidad de China en asegurar suministro de las materias primas disponibles en el Ártico pero también por la mejora de la competitividad por la reducción de los costes de transporte y de los tiempos de entrega. Esta estrategia se circunscribe dentro de la Iniciativa Belt and Road (BRI) de promoción de la cooperación internacional y el desarrollo de una infraestructura global. La política ha supuesto la firma de acuerdos e inversiones en infraestructuras en más de 70 países.
No obstante, algunos estudios como el publicado por RAND (China’s Strategy and Activities in the Arctic) concluye que, en general, las inversiones y la presencia china en las secciones norteamericanas del Ártico siguen siendo bastante limitadas. La razones principales no se deben a una falta de esfuerzo por parte de las empresas chinas. Más bien, se ha debido a los esfuerzos de EE.UU., Dinamarca y Canadá para bloquear o restringir las inversiones chinas en industrias identificadas como críticas para los intereses de seguridad nacional y de la OTAN. Además, los actores subnacionales del Ártico han sido cautelosos en su acogida de las actividades chinas. En términos más generales, el Ártico presenta fuertes factores de resiliencia que hacen improbable que las inversiones chinas en infraestructura puedan prosperar. Entre estos factores, destacan:
- China tiene relaciones bilaterales tensas con varios estados que tienden a actuar de forma coordinada.
- China no es un estado ártico por lo que su capacidad de actuación es limitada.
- Las poblaciones locales juegan un papel relevante en las actividades que pueden desarrollarse en sus comunidades.
- A pesar de la relevante reducción de los costes, las inversiones siguen siendo relevantes en la región.
Otros Estados
La creciente tensión en la zona derivada de la guerra en Ucrania y los movimientos de Rusia ha motivado un cambio en la tradicional visión antimilitarista de Canadá.
Noruega es la más activa en términos del papel que la OTAN debería a jugar por su geografía y por el papel del archipiélago de Svalbard. Se trata de un buen ejemplo del tránsito progresivo de la defensa territorial a la seguridad compartida y a la defensa colectiva.
Dinamarca, a través de Groenlandia, juega un papel clave ya que es una importante emplazamiento de bases militares de la OTAN.
Unión Europea
Dinamarca, Finlandia y Suecia son miembros de la UE. No obstante, la UE no ha sido aceptada aun (tras más de 10 años de haber solicitado su ingreso) como Observador en el Consejo Ártico. Esto da una idea de la capacidad limitada de influencia de la UE en los temas árticos a pesar del enorme impacto, – económico, medioambiental y de seguridad- de todo lo que sucede en el Ártico.
Conclusiones
En los últimos años son varios los acontecimientos que han sucedido en el ámbito político y que muy posiblemente supongan un retroceso del Ártico como espacio de cooperación y zona de baja tensión geopolítica dando paso a un espacio de confrontación:
- Invasión de Ucrania por parte de Rusia: la situación bélica actual con la guerra en Ucrania está suponiendo un importante cambio en la “seguridad percibida” de muchos Estados, especialmente en la zona ártica. Esto está provocando un “matrimonio de conveniencia” con China, competidor tradicional de Rusia.
- Definición del Ártico como nueva frontera estratégica para China con un doble discurso de cara al exterior (socio fiable) y al interior (posicionamiento militar y explotación económica).
- Incertidumbre tras la vuelta de Trump. En su primer mandato, Trump giró la política estadounidense hacia una política de expansión económica agresiva. En su segundo mandato, no parece que las cosas vayan a cambiar. El pasado 23 de diciembre de 2024, Trump insistió en la “absoluta necesidad» para Estados Unidos de adquirir Groenlandia.
Estos acontecimientos, unidos a la creciente disponibilidad de enormes cantidades de recursos naturales y la posibilidad de abrir nuevas rutas comerciales ha supuesto una creciente militarización de la zona donde actualmente 7 de los 8 países Árticos pertenecen a la OTAN y están aumentando, al igual que Rusia, su presencia militar en la zona.
Esto expone a la región Ártica a una serie de retos que deberán ser atendidos:
- Globalización y cambio climático:
- El deshielo del Ártico, acelerado por el cambio climático, está transformando este espacio tradicionalmente tranquilo en un foco de interés global. Esto complica su gestión y lo convierte en un nuevo escenario de cooperación pero también de confrontación.
- La consolidación de rutas comerciales supondrá una reducción significativa de los costes de transporte y una previsible reducción de la contaminación al reducirse los tiempos y distancias. El aumento del tráfico marítimo podría incrementar la contaminación en la zona y poner en peligro los frágiles ecosistemas árticos. Esto supondría la oposición de muchos de los países (y habitantes) de la zona y supone una interesante disyuntiva entre reducción de emisiones y potenciales impactos en los ecosistemas.
- Actualmente, la región muestra una clara insuficiencia en infraestructuras clave. La falta de puertos adecuados, sistemas de navegación y equipos de rescate limitan la viabilidad de estas nuevas rutas comerciales.
- Geopolítica y seguridad:
- El Ártico se percibe como un nuevo «terreno de juego» geopolítico. Rusia, en particular, lo considera estratégico, pero su militarización intensifica tensiones con otros Estados árticos, principalmente occidentales.
- La creciente influencia de China está agitando las relaciones internacionales y el interés de Estados Unidos por la región.
- La explotación de recursos y las disputas sobre jurisdicción marítima han aumentado las tensiones entre los estados árticos y potencias externas como China.
- Un eventual desacople de la economía rusa de Occidente convertiría a China en el mayor socio comercial de Rusia con una baja capacidad de sustitución.
- Recursos Naturales:
- La región es rica en recursos minerales y energéticos, cuya explotación plantea tanto oportunidades económicas como desafíos medioambientales. Groenlandia emerge como un ejemplo de estas contradicciones, con intereses mineros internacionales y preocupaciones ambientales locales.
- Gobernanza:
- Históricamente, la colaboración internacional ha sido clave en el Ártico. Sin embargo, tensiones políticas recientes, como la invasión de Ucrania por Rusia, han dificultado el trabajo de instituciones como el Consejo Ártico, resaltando la fragilidad de estos sistemas de cooperación.
- La cooperación entre Rusia y China es una situación de conveniencia entre competidores rivales y Rusia podría acabar “absorbido” por el gigante asiático.
- Groenlandia, geológicamente americana pero políticamente europea, se encuentra en una posición geopolítica única. Su eventual independencia podría alterar el equilibrio de poder en el Ártico.
La colaboración internacional será clave para garantizar que el desarrollo del Ártico sea sostenible y no exacerbe los riesgos ambientales y sociales. Así mismo, será necesario desplegar una serie de acciones de diplomacia preventiva, medidas destinadas a evitar que las controversias existentes se transformen en conflictos y evitar que estos, si ocurren, se extiendan. Organizaciones como el Consejo Ártico desempeñan un papel crucial en la promoción de la cooperación regional y la gobernanza ambiental.
Si desea ampliar información, el Instituto Español de Estudios Estratégicos publicó un fantástico análisis en su Cuaderno de Estrategia 218 – El Ártico: la región para la colaboración (o las disputas)